Siceratores

Por Milio’l del Nido

Fai unos pocos díes atrás, l’escritor, contador d’histories, pregoneru y cocineru entre otres munches y bayuroses ocupaciones, pero perriba de tou gran collaciu, Milio’l del Nido escribía l’artículu siguiente na so columna del diariu El Comercio.

Esperamos que vos preste tanto como a nós.

 

SICERATORES


 Las épocas vacacionales, hasta para los que como yo estamos jubilados, encierran cambios que las diferencian del normal transcurso de los días laborables y quieras que no, introducen mutaciones en la rutina, lo que, en muchos casos, se traduce en viajes más o menos largos, que nos conducen a un entorno diferente al de diario.


Hace unos días me trasladé con mi hijo hasta Nava, con el noble propósito de ver el ensayo de la Banda de Gaitas LaKadarma y el no menos noble de tomar unos culetes de sidra, pues aunque el tiempo de esta primavera, tan fría y lluviosa, no sea el más adecuado para la ingesta del dorado néctar, la sidra en Nava siempre apetece, con agua o sol, frio o calor, viento o calma.


En Nava nos acercamos a La Naveta, el recoleto bar regentado por Ana y Ricardo, un chigre con personalidad propia, uno de esos sitios en los que siempre encuentras gente interesante, con la que compartir unos culinos y unas no menos sabrosas charlas. Y en efecto, allí estaba Elías Carrocera, el del Museo de La Sidra, que se encontraba enfrascado con Ricardo en la maduración de la Buena Cofradía de los Siceratores de Asturias. Rápidamente nos informaron que siceratores eran los amantes de la sidra, la sícera, que por lo visto, decían los romanos.


En sus ojos se veía relucir la ilusión de los enamorados, de la gente que de verdad es consecuente en sus actos con sus ideas. Poco a poco fuimos integrándonos en el cambio de opiniones y proyectos, en los posibles pasos a dar para una mejor defensa del fruto de la manzana que, siendo uno de los pocos renglones que en la economía asturiana presenta balances positivos, tiene ante sí un campo enorme para el crecimiento.


En los últimos años, con el etiquetado, y los diferentes modelos de comercialización: ecológica, con denominación de origen, etc. los lagareros van consiguiendo unos mejores precios para su producto, pero las posibilidades de crecimiento no han hecho más que empezar a dar su fruto, ya que las aspiraciones son las de ampliar los mercados mucho más allá de nuestras fronteras.
Les queda por tanto a los siceratores amplio campo de trabajo, para conseguir un mejor reconocimiento de la sidra, lo que traerá como consecuencia una mejora de las posibilidades de vida en el campo asturiano. Que buena falta hacen.


Dejamos a nuestros contertulios enfrascados en sus proyectos y nos acercamos a escuchar a los mozos y mozas de LaKadarma. Qué lujo. Estamos cansados de escuchar todos los días lamentos sobre la actitud de la juventud en estos tiempos difíciles, por cierto ¿Alguien recuerda cuando los tiempos no fueron difíciles para la juventud? Ver trabajar a este grupo de chavales reconforta el ánimo, su seriedad y entrega son la causa directa del extraordinario resultado que obtienen. Nunca jamás pude sospechar que con la gaita asturiana se consiguiesen los altos registros musicales que ellos alcanzan.
Sidra y música asturiana, dos campos de los que sentirse orgullosos.
Y no son los únicos, en estos días vacacionales, vagabundeé por Vegadeo, Boal, Sotu’l Barcu, Xixón… Ya os contaré.

 

Milio’l del Nido.

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